El Club de Montaña Gazteiz es una asociación deportiva privada cuyo objetivo es el fomento de la actividad física mediante la participación habitual en la práctica del montañismo. Con casi 50 años de historia, los más de 3.000 socios que componen el club participan principalmente en las modalidades deportivas de senderismo, marcha nórdica, esquí y ciclismo de montaña (BTT).
JUNTA DIRECTIVA
PRESIDENTA | Delia García Besa | |
VICEPRESIDENTE | Fernando Rodríguez Ibáñez | |
SECRETARIA | Begoña Moraza Berasategui | |
TESORERA | Idoia Arbulu Aguirre | |
RESPONSABLE DE MONTAÑA | Orlando Acebo Aguiriano | |
RESPONSABLE DE FORMACION | Mónica Porras Bengoetxea | |
RESPONSABLE DE ESPELEOLOGIA | Ritxar Pérez Santos | |
RESPONSABLE DE MEDIO AMBIENTE | Gustavo Diego García | |
APOYO RESPONSABLE DE MONTAÑA | Agustín Hierro Ibáñez | |
APOYO RESPONSABLE DE ESPELEOLOGIA | Garikoitz Pérez Fraile |
HISTORIA DEL CLUB DE MONTAÑA GAZTEIZ
Todo alumbramiento tiene su gestación y la del Club de Montaña Gazteiz tardó 21 años. Se inició en octubre de 1950 cuando un grupo de amigos perteneciente al Club Deportivo Vitoria decidió crear la sección de montaña. El club rojillo, un histórico del fútbol alavés fundado en 1945 con el nombre de Armentia y Corres (vitoriana empresa metalúrgica), dio su espaldarazo a la sección como a otras a lo largo de su historia: baloncesto, balonmano, atletismo, ajedrez, tenis y tenis de mesa.
Una veintena de amigos gestaron la sección de montaña, hoy hace hoy 45 años. “Un grupo con fuertes inquietudes bullendo en sus mentes, con aficiones por los amplios, abiertos y sanos espacios de la naturaleza”, señalaba Miguel Ángel Estavillo en la revista del Vitoria con motivo del 25 aniversario del ese club.
¿Qué pasó en aquellos primeros años de la década de los 50? ¿Cómo fueron creciendo tanto en socios como en actividades? Poco se sabe salvo que “la sección de montaña va hacia arriba, adquiere fuerza y vida propias”, dicen los boletines sociales. En 1956 nace el grupo de esquí y un año más tarde, el grupo de escalada.
Ismael González, presidente de la sección en los años sesenta, recordaba en una entrevista que en 1957 “un grupo de montañeros de la sección, en un alarde de valentía y espíritu de superación, se desplaza al casi mítico Pirineo y acampado en el circo de Panticosa, con un equipo verdaderamente rudimentario, mantiene un codo a codo impresionante durante quince días para alcanzar las primeras cumbres pirenaicas y abrir la ruta que parecía tabú”.
En 1958 se inaugura la biblioteca social y se inician las marchas de orientación. Y en 1959 la Diputación concede el usufructo en precario de la casa forestal del monte Albertia, la cual se inaugura en mayo de 1960. Los trabajos y reparaciones del refugio requirieron mucha dedicación y sacrificio de los socios, pero tuvo sus frutos: en 1969, 217 montañeros pernoctaron en el caserón y 1.906 personas emplearon sus instalaciones.
En 1960, asimismo, se crea el trofeo Usabiaga en recuerdo del fallecido Josechu Usabiaga, fundador de la sección. También se inaugura la primera marcha de fondo intersocial y se instituye como final de temporada y última excursión del calendario, en octubre, una visita con obsequios a los enfermos de los sanatorios de Leza y de San Raimundo de Peñafort, en Laguardia.
Los primeros años sesenta transcurren bajo la presidencia del citado Ismael González (1961-1966), El club aumenta de 160 a 320 socios. Ismael señalaba, sobre todo, la necesidad de un local propio para atender a tanta demanda de actividad.
Le sigue Luis Santos, de 1966 a 1968, quien recalcaba que “el refugio del Albertia constituyó uno de los fuertes quebraderos de cabeza. Horas de sudor y abnegado trabajo, esfuerzos económicos y al final un resultado que produjo honda satisfacción”, dice en los boletines sociales.
Y añade, sobre el continuo aumento de socios, que no sólo el refugio es la causa del incremento sino que “hay mil formas de hacerlos: la fiesta de finalistas, la visita a Leza, la tradicional subida al Gorbea y, sobre todo. la amistad; amigos que llevan a otros a una excursión donde la camaradería, la nobleza y el buen humor del montañero hacen de ellos nuevos socios para el domingo siguiente”.
Luis Santos era amigo de consejos a los que se iniciaban en el montañismo: Así reza uno: “Seguid adelante, el montañismo es forja de hombres, las largas caminatas y las fuertes pendientes os darán el suficiente temple para pasar los momentos aciagos de esta vida con entereza”.
En la siguiente década, la de los sesenta, la sección transcurre con el paulatino aumento de socios, la adquisición de más material, excursiones, campamentos y campeonatos hasta alcanzar “veinte años de vida fecunda dedicados al deporte de la montaña por unos hombres en relevo continuo, infatigable”, como refiere Ismael González en aquella época.
Los últimos años de la sección fueron presididos por Juan Antonio Pérez, de 1968 a 1971, donde se pasó de 320 a más de 500 socios (97 de ellos infantiles y 14 menores) y se crea el grupo de danzas Lantzale (1969) con jóvenes dantzaris vitorianos, muchos de ellos socios de la sección de montaña. Un año más tarde Lantzale se integra en la sección de folclore del Vitoria.
En el ánimo de Juan Antonio se encontraba que había que reorganizar la sección con la modificación de reglamentos, una mayor colaboración de los socios, más apoyo a la junta directiva y dar respuesta al incremento de actividades. La sección ya se había hecho mayor y estaba a punto de alumbrar el Club de Montaña Gazteiz.